Para entender quién es Hatsune Miku y comprender el fenómeno en el que se ha convertido, es necesario que usted se desprenda de la manera tradicional en la que consume música.
Hoy, los artistas de carne y hueso crean su canciones, la distribuyen en sus canales oficiales y ellos, junto a sus productores, escritores y todo aquel involucrado en el proceso creativo, son los dueños absolutos de cada tema. Con Hatsune Miku, esta cadena de producción creativa está cambiando.
De nuevo pregunto: ¿quién es? La respuesta es sencilla pero contradictoria: ¡no es nadie! Es un simple holograma. Ahora bien, es inevitable hacerse la siguiente interrogante: ¿cómo un holograma está cambiando el mundo de la música?
La respuesta, que necesita un poco más de explicación y hasta puede parecer compleja, es más sencilla de lo que uno imagina, cuando comprende todo el contexto en el que se desarrolla: la industria está cambiando gracias a las nuevas tecnologías y a un arte colaborativo que nació en Japón desde el 2007 y que ya empieza expandirse por todo el mundo.
Comencemos por conocer un poco más a Hatsune y su origen. La compañía multimedia nipona, Crypton Future Media, desarrolló desde el 2004 un popular software que le permite a los usuarios crear su propia música en su PC, conocida como Vocaloid.
Una tecnología que fue creada en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, pero desarrollada luego por los japoneses, sacó el 31 de agosto del 2007 una segunda versión de este programa de sintetizadores que incluía una nueva librería de voz llamada Hatsune Miku. Sí, se llama como la artista virtual que hoy conocemos.
Desde ese día, los usuarios habituales de Vocaloid comenzaron a crear música con la voz de Hatsune Miku.
Aunque en principio nació como una simple aplicación de voz artificial de un popular programa, pronto los usuarios se comenzaron a enamorar no solo de lo que podían crear con su voz, sino de todo lo que representaba Hatsune Miku. Se volvió, por así decirlo, en la “biblioteca de sonidos” más popular de Vocaloid.
Su voz está inspirada en la de una reconocida actriz de doblaje japonés llamada Saki Fujita, y el dibujo fue creado por Kei Garo: en ese 2007 Hatsune “nació” como una chica adolescente de 16 años, de 1.58 m de estatura y 43 kilos.
Su estética está inspirada en los tradicionales personajes de manga: es esbelta, ágil, de cabello turquesa en largas colas, ojos redondos y expresivos. Se viste particularmente llamativo: la Hatsune original utiliza corbata, blusa sin mangas que combina con una “minifalda imposiblemente corta y botas imposiblemente largas”, como acertadamente la describió La Nación, de Argentina.
Luego de posicionar –por así decirlo– su imagen “física”, su otro gran atractivo, y lo que está revolucionando la manera en que se produce y consume música, es que los usuarios pueden legalmente (¡esto es importante!) crear nuevos temas con su voz, subirla a sus redes sociales y utilizar su dibujo para hacer videos.
Es decir, Hatsune Miku es de todos y no es de nadie.
Hago énfasis en lo “legal” porque es ahí donde está el meollo del asunto. Según explica El País de España, ante la avalancha de fans que comenzaron a crear música con la voz de Hatsune, Crypton Future Media (CFM) decidió crear una licencia especial que permite a los usuarios utilizar la imagen de Hatsune sin tener que pagar derechos de autor, siempre y cuando no se utilice de manera comercial o ofensiva para el público. Además, como es lo tradicional en este tipo de programas, cada usuario es el propietario intelectual de la letra y la música que produzcan con el programa.
Su éxito, además de repentino, fue arrollador. Sus seguidores comenzaron a utilizar la voz y la imagen de la artista para llamativas ilustraciones, crear coreografías con sus movimientos en programas de video y hasta le diseñaron todo tipo de trajes.
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Miku se convirtió en la primera ídola virtual con licencia para copiar; por eso se dice que es la primera y única artista del planeta que ha logrado interpretar más de 100.000 canciones escritas por sus seguidores.
“Pensamos que a los fans les gustó Hatsune Miku porque encontraron algo con lo que identificarse en cada uno de los trabajos de ella, no porque ‘no sea humana’ o porque ‘parezca humana’. No le atribuimos ningún rasgo biográfico, excepto edad, altura y peso. Por tanto, los usuarios crean trabajos en los que Miku puede ser lo que ellos quieran dentro de sus historias. Cada uno se inventa su propia Miku”, explicó CFM en un correo electrónico que envió al El País de España.
Este éxito no pasó inadvertido para Crypton Future Media, que de inmediato se planteó una nueva estrategia para sacar a Hatsune de las computadoras y llevarla a los escenarios: convertir una biblioteca de sonidos en toda una estrella pop.
La idea, aunque arriesgada, fue todo un éxito. Gracias a la holografía, fotografía multidimensional en movimiento, lograron que la artista virtual tomara vida en los escenarios.
Todo ese despliegue tecnológico se combinó con músicos reales quienes acompañan a la artista virtual en vivo, logrando un espectáculo que no solo ha atraído a millones de personas (sobre todo en Asia), sino que se ha convertido en un lucrativo negocio por razones muy particulares.
La primera, y quizá la más importante, es que la compañía no tiene que lidiar con las demandas que exigen los cantantes de “carne y hueso” y sus costosos salarios. Además, es una artista que no necesita descansar, no se enferma, no tiene seguro médico y no tiene malos días.
Otro factor importante en esta cadena de negocio, es que los fanáticos que siguen a esta estrella virtual no solo están dispuestos a pagar costosas entradas para verla, sino que siempre compran la mercadería original que se venden en sus espectáculos.
Este salto de las computadoras a los escenarios le trajo grandes éxitos, pues ha logrado abarrotar estadios, participar en espectáculos de gran envergadura (protagonizó la ópera futurista The End compuesta por el músico japonés Keiichiro Shibuya y que giró por Europa en el 2018) y hasta fue la artista telonera de Lady Gaga durante la gira The Artpop Ball Tour.
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Pero eso no es todo: también ha presentado su espectáculo en Estados Unidos, fue invitada en el popular programa Late Show con David Letterman y ha sido modelo para los diseños de Louis Vuitton.
La música de Hatsune ha sido remezclada por el famoso Pharrell Williams, fue la imagen para el Toyota Corolla en el 2011 y Yamaha la ha utilizado como su modelo oficial.
Hatsune Miku ofreció en Costa Rica un pequeño espectáculo, durante el Festival Kamen en el 2016. El evento, que se realizó en el Estadio Nacional, nunca promocionó directamente a la artistas virtual, y fue anunciado como Vocaloid IA, para realizar una demostración de lo que en ese momento era la inteligencia artificial en este tipo de espectáculos.
Incluso, el jueves 2 de enero de este año los organizadores del festival Coachella dieron la noticia de que la estrella virtual del pop también será parte de la lista de estrellas invitadas.
Para el CEO de Crypton, Hiroyuki Itoh, el nacimiento de esta figura marca el comienzo de una nueva era en los espectáculos en vivo: “Probablemente veremos el advenimiento de la música creada por IA (Inteligencia Artificial), aunque estoy seguro de que esta nunca reemplazará a los músicos de carne y hueso. La música es fundamentalmente un arte para complacer al oído, pero si las nuevas tecnologías pueden generar imágenes o movimientos que estén en armonía con los sonidos, podríamos encontrar formas de disfrutar la música también a través de la vista y el tacto, podríamos ampliar el alcance de la creatividad humana”.
Para muchos, el éxito actual de Hatsune Miku tiene una estrecha relación con la popularidad que vive el K-pop, un género musical originario de Corea del Sur, y que tienen en el grupo BTS uno de sus máximos exponentes.
Aunque Miku es japonesa, su esencia no se aleja del estilo que estos grupos coreanos han popularizado en el mundo, que toma de referencia diferentes tipos de géneros musicales como el soul, rap, rock, R&B e incluso el funk, para crear su música.
En medio del frenesí que se vive alrededor de esta figura, sus principales críticos señalan que Hatsune Miku no es más que un inexistente personaje creado de la moda de un sintetizador, sin considerar sus valores más importantes: su fama, popularidad, las ganancias y sus millones de fans. ¡Esos sí son muy reales!